En ciudad, más bicicletas y menos cascos

por | 07-05-2020

De vez en cuando, resurge el debate sobre la obligatoriedad de llevar casco al circular en bicicleta por las ciudades (o, hablando más apropiadamente, por vías urbanas). Curiosamente, esta petición suele venir de personas y grupos que no utilizan habitualmente sus piernas y dos ruedas como medio de locomoción, aunque esa es otra historia.

Yo, que me desplazo en bicicleta, no obstante, tengo bastante clara mi posición en esa controversia: usar casco en ciudad es algo que sirve para desincentivar el uso de la bici y poco más. La decisión de llevarlo debería de ser siempre una opción libre de cada persona y no una imposición.

Realmente, no incrementa la seguridad

Puede parecer que añadir casco a la ecuación desplazamiento por ciudad y en bicicleta incrementa la seguridad. Pero no es cierto.

Las bicis se desplazan a velocidades muy lentas en comparación al resto de vehículos. Cuando un accidente ocurre, normalmente suelen ser resbalones, pequeños golpes o caídas que no implican más que arañazos, magulladuras y algún que otro moratón. En todos esos casos, el casco es, simplemente, inútil. Muy pocas veces la cabeza se golpea en un percance de este tipo.

Por otra parte, y aún siendo muy lamentable, si un ciclista es atropellado por un coche a alta velocidad, el casco poco o nada podrá hacer. Un golpe directo a una velocidad superior a 30 km/h puede ser mortal y, en ese caso, la protección del cráneo es simbólica. De hecho, en la mayoría de accidentes en los que mueren ciclistas, éstos llevaban casco. Pero es que cuando un coche te arrolla, poco puedes hacer.

La situación es tan ridícula a veces que incluso algunos estudios demuestran que es más fácil ser golpeado en la cabeza en un accidente de tránsito siendo peatón que yendo en bicicleta. ¿Debemos llevar entonces, al pasear, un casco en todo momento debido a que hay vehículos que pueden aplastarnos?

Desincentiva el uso de la bicicleta

Es una realidad: obligar a utilizar el casco desincentiva el uso de las dos ruedas. Tener que cargar con él, no poder circular si se te olvida en algún momento o incluso razones más mundanas como el sudor que provoca son motivos que hacen que la gente deje de coger la bici si se ve obligada a hacerlo con casco.

Imaginemos también cualquier servicio de alquiler de bicicletas (Valenbisi, BiciMAD o Bicing, por ejemplo) y una legislación en la que fuera obligatorio utilizar casco. ¿Qué ocurriría? El uso de esos servicios caería drásticamente, por la contrariedad que significaría tener que llevar el casco encima o utilizar uno compartido por todos los usuarios.

No olvidemos que las dos ruedas suponen un beneficio enorme general a la sociedad: menos polución, menos enfermos, menos congestión en las calles, menos ruido… En general, una sociedad mucho más sana y saludable, feliz. Y eso hay que fomentarlo a través de todas las vías posibles, no desmotivarlo. Hay que recordar: obligar a llevar casco en ciudad es igual a prohibir utilizar la bicicleta si no lo llevas.

Ofrece una sensación falsa de seguridad

Llevar casco ofrece una sensación falsa de seguridad… para el resto de usuarios de las vías. Los automovilistas y motoristas sienten que el ciclista va más protegido, que no es tan débil. De hecho, un estudio de 2006 afirmaba que los conductores de vehículos motorizados dejaban menos espacio al adelantar cuando los ciclistas llevaban casco. Precisamente, por esa falsa sensación al equipararlos en protección al resto de vehículos.

Por otra parte, los ciclistas también pueden asumir en algún momento riesgos inapropiados al sentirse más seguros cuando, en verdad, siguen siendo el elemento más débil en la calzada. Finalmente, obligar a llevar casco significa actividad muy peligrosa para muchas personas y eso, de nuevo, desincentiva el uso.

A nivel internacional, la cosa parece clara

El mundo entero parece tenerlo claro: sólo dos países obligan al uso de casco en todas las ocasiones, Australia y Nueva Zelanda. Y hablamos de uso generalizado, tanto en vías urbanas como interurbanas. El resto de países o tienen total libertad de uso (en la grandísima mayoría de ellos) o aplican algunas leyes específicas para niños o en determinadas actividades (por ejemplo, vías interurbanas en España). Prácticamente toda Europa permite un uso totalmente libre.

veloVLC - Uso de casco

VERDE: sin restricciones legales — AZUL: leyes locales — NARANJA: sólo niños — MORADO: leyes parciales — ROSA: obligatorio, pero sin multas — ROJO: obligatorio (Fuente)

En resumen: más bicis y menos cascos

Parece evidente que las políticas de cualquier urbe que desee mejorar su sociedad a través del incremento (seguro) de la bicicleta no debe obligar al uso del casco. Es inefectivo en cuanto a su supuesto objetivo y le roba ciclistas a las calles.

De hecho, uno de los elementos que más seguridad aporta al ciclista en ciudad es, precisamente, el número de personas que se desplazan en bicicleta. Cuantos más ciclistas, más seguro se circula y menos accidentes hay. Si el casco quita bicis de la calzada, está quitando seguridad. Paradójico, ¿no?

La legislación debe ir pues en esa dirección, promoviendo y facilitando el acceso a miles de bicicletas a las calles. No desmotivando, de ninguna forma, su uso. Incrementar la seguridad de los ciclistas pasa por reducir el tráfico a motor, convertir las ciudades en espacios para todos y limitar velocidades.

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